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Osteopatía y el Bebé. La Osteopatía pediátrica. ¡Descubre lo que la osteopatía puede hacer por tu bebé!

 

La osteopatía*, creada en el siglo XIX, es una profesión de la salud que consiste en un enfoque manual para diagnosticar y tratar disfunciones corporales, es decir, partes y sistemas que funcionan mal. Cuida los músculos, las articulaciones, los nervios, el tejido conectivo, los sistemas circulatorio, neurológico e inmunológico y los órganos internos para apoyar la capacidad del cuerpo para restaurar y mantener la salud.

Su fundamento es que todas las partes y sistemas del cuerpo humano funcionan de forma interconectada, en el caso del bebé, es lo que permite su desarrollo.

Cada paciente ─ incluido el recién nacido ─ debe ser evaluado de forma individual y completa, por lo que no existen protocolos de intervención osteopática. Cada persona tiene una constitución única.

En algunos países, los osteópatas forman parte del equipo multidisciplinar formado por obstetras, pediatras, enfermeras y rehabilitadores, que solicitan su intervención cuando identifican signos en el bebé como dificultad para amamantar, llanto excesivo, trastornos del sueño y asimetrías (cráneo, tórax y miembros).

El parto es un proceso físico que en ocasiones resulta estresante para el cuerpo del bebé que, en ese momento, está compuesto mayoritariamente por cartílagos; los huesos tienen sólo el 30% del calcio de un adulto. En el caso del cráneo, los huesos separados y maleables se deslizan y superponen («modelando»), ya sea por posicionamiento intrauterino, o para resistir la presión durante el parto y permitir el paso al canal.

Tal maleabilidad también expone al bebé a asimetrías, como aplanamientos y pequeñas deformaciones craneales. Un grado de modelado es normal y se recupera en pocos días con los procesos de adaptación a la respiración, llanto y succión; pero si los deslices y superposiciones persisten y no se tratan, pueden crear tensión en las membranas craneales que envuelven el sistema nervioso.

Las tensiones de los tejidos y la compresión de las articulaciones craneales y de la columna cervical (cuello) pueden afectar los nervios que salen de la base del cráneo, responsables de funciones como la alimentación, la digestión y la respiración, y también provocar otros desequilibrios.

Los problemas pueden acentuarse en partos muy rápidos o prolongados, en situaciones en las que la cabeza del bebé está desproporcionada con el diámetro de la pelvis de la madre, o en partos con ventosas o fórceps (aunque las ventosas y los fórceps no siempre son perjudiciales para el bebé) .

Algunos niños, al poco tiempo de nacer, presentan zonas de tensión (disfunciones), que, dependiendo de su potencial de adaptación, desaparecen durante el primer mes, corregidas por su propio desarrollo, respiración y, sobre todo, lactancia. Aquellos que no pueden deshacerse de estas zonas de tensión por sí mismos se beneficiarán de una intervención osteopática.

El osteópata, estudiante de anatomía y fisiología, entiende cómo los sistemas del cuerpo se interrelacionan y afectan entre sí, y examina rigurosamente sus estructuras.

En los bebés, los signos que sugieren una evaluación osteopática son:

¢ Irritabilidad

¢ Exceso de llanto

¢ Patrones de sueño (perturbados)

¢ Dificultades de alimentación (succión)

¢ Problemas digestivos (calambres, flatulencia excesiva, reflujo)

¢ Asimetrías cara/cráneo

¢ Infecciones recurrentes (ojos, oído), tos

¢ Asimetrías dinámicas – la preferencia por un seno durante la lactancia puede sugerir disfunciones en la columna cervical y/o articulaciones temporomandibulares (cuello y/o mandíbula).

El objetivo del enfoque osteopático en pediatría es eliminar los obstáculos para el crecimiento normal del bebé.

El osteópata recopila información sobre el embarazo, el parto, la salud reciente y el comportamiento del bebé. Realiza exámenes de rutina y evaluación osteopática, incluido el patrón de respiración, el examen de reflejos y el desarrollo motor. Examina al bebé de la cabeza a los pies, observando la movilidad de la columna, la pelvis, el tórax, las extremidades y el cráneo.

El profesional, capacitado para percibir cambios en los tejidos y detectar disfunciones en todo el cuerpo, utiliza la palpación para evaluar la movilidad del cuerpo, incluido el cráneo. Las técnicas manuales suaves abordan las restricciones de movilidad y fomentan la capacidad del bebé para curarse y adaptarse. El tratamiento elimina las tensiones, que son obstáculos para el crecimiento y desarrollo normal. La detección temprana y el tratamiento de los trastornos de la movilidad previenen enfermedades crónicas en la vida adulta.

Entre las condiciones que responden bien al manejo osteopático, combinado con otros métodos, se encuentran los problemas de comportamiento y desarrollo, el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), condiciones genéticas y familiares como el síndrome de Down, la parálisis cerebral y el autismo.

Las técnicas osteopáticas craneales son suaves y seguros. Están muy extendidos en Europa en el cuidado de bebés y niños. Las reacciones adversas son poco comunes y la mayoría de los bebés se relajan y duermen después del procedimiento. Algunas presentan una ligera agitación, que desaparece a las 24-48 horas, una vez que se adaptan a los cambios logrados durante el proceso.

El profesional es capaz de identificar disfunciones y aplicar el mejor procedimiento. La elección de las técnicas depende de la evaluación, indicaciones y contraindicaciones, y la frecuencia del tratamiento varía de un caso a otro.

 

* Para saber más:

 

A pesar de ser una profesión en el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Francia, Bélgica y EE. UU.

La OMS (OMS) reconoce la Osteopatía: http://www.who.int/medicines/areas/traditional/BenchmarksforTraininginOsteopathy.pdf

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