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La banalización de la cesárea relega el papel del parto/nacimiento humanizado

 

Investigaciones demuestran que queda mucho camino por recorrer en un país donde predomina la cultura de la cesárea

Osteopatía del parto y el puerperio

 

La ginecóloga obstetra y profesora Fernanda Garanhani Surita, del Departamento de Tocoginecología de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Unicamp, supervisó una investigación realizada por la también ginecóloga Juliana Giordano Sandler, que tuvo dos enfoques diferenciados. El primero consistió en conocer la prevalencia de cesáreas en la atención pública y privada de la ciudad de Campinas, relacionándola con las características socioeconómicas de las parturientas. En el segundo abordaje, mujeres que dieron a luz en el sector privado en la ciudad de São Paulo fueron seleccionadas y eligieron médicos para apoyar el parto humanizado, indicadas por grupos virtuales y presenciales, con el objetivo de recopilar las experiencias de parto relatadas por ellas al buscar el llamado Parto y Nacimiento Humanizado (AHPN).

Foco 1

El primer abordaje evaluó tres de las mayores maternidades de Campinas con diferentes características: públicas, público-privadas y privadas, entre 2011 y 2014, durante las cuales fueron entrevistadas 1.276 mujeres aún en fase de hospitalización. En esas maternidades, las tasas de cesáreas fueron del 42%, 55% y 90%, para las maternidades que atendían, respectivamente, sólo al SUS; SUS, particulares y convenios; y solo particulares y convenios. La tasa total de cesáreas fue del 57%. El profesor destaca la discrepancia que revelan esos porcentajes, ya que la maternidad pública, que recibe más casos de alto riesgo, tuvo la tasa más baja de cesáreas, mientras que en la maternidad privada ese porcentaje más que se duplicó.

Los datos del cuestionario mostraron que las mujeres que cuentan con seguro de salud, empleo estable, educación superior, es decir, mejores condiciones socioeconómicas y culturales, son más susceptibles al riesgo de cesárea. Juliana explica:

“Hablamos de mayor riesgo porque la cesárea es un procedimiento quirúrgico en el que la mujer se expone a tres veces más complicaciones que en un parto natural. Entonces, la cesárea debe ser la excepción y no la regla, como lo muestra la investigación realizada con la población de Campinas. A diferencia de lo que sucede en países más desarrollados, donde prevalece el parto normal y se debe principalmente al conocimiento de la mujer sobre los riesgos de la cesárea, en Brasil ese procedimiento trivializa los riesgos quirúrgicos y se popularizó, convirtiéndose en parte de una cultura ”.

La ginecóloga Juliana Giordano Sandler, autora de la investigación: “Aunque estas mujeres esperan un parto normal, si por alguna complicación hubo necesidad de una cesárea, se sentirán reconfortadas si reciben las explicaciones necesarias”

Según estudios de la Fiocruz, al inicio del embarazo, el 15% de las brasileñas atendidas en servicios públicos y el 36% de las que recurren a la atención privada prefirieron la cesárea. Al final del embarazo, el 15% permanece en relación a las usuarias del servicio público, pero aumenta al 67% en las que reciben atención privada, lo que ciertamente ocurre como resultado de la orientación durante el embarazo. Para la investigadora, la elección siempre debe ser hecha por la mujer que, bien informada, puede hacer una elección consciente, desconectada de las influencias culturales y sociales. Esta visión y expectativa llevó a la autora a enfatizar, en el título de la tesis, la necesidad de que la mujer sea informada “desde la estandarización de la cesárea hasta el papel del parto humanizado”.

Entiende que el cambio en las expectativas iniciales de las mujeres atendidas por la red privada también se deriva de la influencia del médico y de la organización de la estructura hospitalaria, además de la conveniencia de establecer un horario, que facilita el trabajo del médico, la maternidad y la familia, factores que acaban dando una falsa sensación de seguridad.

Foco 2

El segundo eje del trabajo buscó identificar prácticas en la atención humanizada del parto, calificadas como beneficiosas, que deben ser incentivadas, y aquellas que deben ser evitadas o eliminadas por no estar fundamentadas en evidencia científica. Además, el estudio se centró principalmente en comprender las experiencias de las mujeres asistidas por el parto humanizado.

La autora explica que la búsqueda de una experiencia positiva en la atención del parto y el respeto a la autonomía de la mujer ha sido una tendencia mundial, incluso preconizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La Atención Humanizada al Parto y al Nacimiento (AHPN) se refiere a los derechos fundamentales de la mujer, el recién nacido y la familia durante el proceso de parto y la práctica de la atención basada en evidencia, es decir, en estudios científicos, además del reconocimiento y valoración de la idiosincrasia de las cada familia.

El interés por un parto fisiológico y humanizado ha crecido en Brasil principalmente en los últimos 20 años y se ha fortalecido con la aparición en internet y de redes de apoyo que permitan a las mujeres intercambiar información sobre formas de hacerlo. Esta entrega se basa en tres bases:

– respeto por el papel de la mujer, y no la elección centrada en el médico;

– el carácter biopsicosocial y holístico del evento, a través de una asistencia que tenga en cuenta no sólo los aspectos biológicos, sino también los psicológicos, sociales e incluso holísticos, porque todos ellos inciden en el parto;

– el uso de intervenciones estrictamente necesarias y sólo aquellas que utilicen medicina basada en evidencia, es decir, basada en estudios científicos y no en procedimientos empíricos establecidos por el uso o la tradición.

Profesora Fernanda Garanhani Surita, supervisora ​​del trabajo:

 

“La cesárea juega un papel importante en la atención obstétrica, siempre que sea utilizada en casos excepcionales y no constituya una estandarización como sucede en Brasil”

Esta parte de la investigación hizo uso de los grupos de apoyo que existen en las comunidades de los medios sociales de la ciudad de São Paulo, formados por mujeres que buscaron apoyo para lograr un parto fisiológico en la red privada. Estas mujeres fueron informadas sobre los médicos de esta red que efectivamente valoran el parto normal y no lo utilizan sólo en el habla.

Luego fueron contactadas 1012 mujeres y de ellas fueron seleccionadas 580 que habían dado a luz en la red hospitalaria privada de São Paulo, entre 2014 y 2017, y que fueron asistidas por profesionales que cumplieron con los requisitos que componen el mencionado trípode y cuyos índices de partos por cesárea están alrededor del rango recomendado por la OMS, que es del 15%. El gran hallazgo fue que en este grupo de mujeres de altísimo nivel económico y cultural, capaces de elegir la forma de parto que más les gustaba, la tasa de cesáreas fue del 15,5%, como recomienda la OMS.

Consideraciones

Para la profesora Fernanda, “el estudio demuestra que una mujer motivada, bien informada sobre las ventajas del parto normal, asistida por un equipo que actúa conscientemente de acuerdo con el trípode recomendado, puede reducir la cesárea a los casos estrictamente indicados. La cesárea tiene un papel importante en la atención obstétrica, siempre que se utilice en casos excepcionales y no constituya una estandarización como sucede en Brasil”. Para que eso ocurra, los investigadores abogan por un cambio en la práctica clínica de la obstetricia que se enseña en todos los niveles, para que el médico ejerza la medicina basada en la evidencia en la atención del parto.

Juliana destaca que, para estas mujeres, lo importante es el sentimiento de una experiencia positiva en el parto, en el que sienten que sus deseos son respetados. “Aunque la expectativa de estas mujeres sea un parto normal, si por alguna complicación hubo necesidad de una cesárea, se sentirán reconfortadas si reciben las explicaciones necesarias, si participan en las decisiones, si tienen una corresponsabilidad con el equipo médico. Es fundamental respetar la autonomía de las mujeres sobre su cuerpo. Cuando esto ocurre, no se siente sometida a una experiencia de violencia y el imprevisto deja de ser un problema”, dice.

Por otro lado, los investigadores consideran importante mostrar que hay una población que opta por la cesárea como si fuera un bien de consumo, y eso se ha arraigado en la cultura brasileña. En consecuencia, el parto se convirtió en un acto centrado en el médico y no en la mujer. A esto se suma la resistencia al papel de la matrona, que sería la profesional indicada para acompañar el parto de bajo riesgo, llamando al médico sólo cuando se presenten complicaciones. Creen que el cambio de paradigma se logrará con el uso de un equipo multidisciplinario compuesto por un médico, una partera y una doula, la llamada acompañante que no participa en la parte técnica del parto, pero que está capacitada por la experiencia para brindar atención emocional. apoyo a la parturienta.

La profesora Fernanda concluye:

“Todo esto requiere un cambio de cultura. Son temas delicados, que involucran varios tabúes, comenzando por un cierto rechazo a la denominación de parto humanizado. Incluso existe el mito de que el parto humanizado es radical e inseguro. Por el contrario, respeta a la mujer y considera que las técnicas están científicamente estudiadas y deben llevarse a cabo sin extremismos ni polarizaciones. Se basa en hacer lo estrictamente necesario, utilizando la mejor técnica, utilizando un equipo multidisciplinario que respete a la parturienta”.

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